El uso de un sérum te permite corregir algún problema concreto de la piel (sequedad, rojeces, manchas, arrugas, piel apagada).
La crema hidratante no puede solucionarlo todo, por lo que puedes tratar ciertos problemas con el sérum y otros con la crema. De esta forma tu ritual de belleza será más completo y eficaz.
Es una formulación cosmética de textura fluida y muy rápida absorción que contiene una elevada concentración de ingredientes activos y que llega a capas de la piel más profundas que la crema hidratante. En general el sérum está formulado para tratar algún problema específico, por lo que los hay hidratantes, iluminadores, antienvejecimiento, antimanchas, calmantes, etc.
Se aplica después de la limpieza y unos segundos antes de la crema, para que esta última no forme una barrera que impediría la absorción del sérum. Con cuatro o cinco gotas es suficiente para todo el rostro e incluso cuello y escote, y se puede aplicar en el contorno de ojos si la marca así lo especifica. Usar más cantidad no aumenta sus efectos e incluso puede hacer que el exceso de producto se acumule en forma de “bolitas” en la superficie del cutis. Lo ideal es usarlo mañana y noche, a no ser que se especifique otra cosa, o utilizar un sérum por la mañana y otro distinto por la noche, para tratar diferentes problemas.
En general no se debe sustituir la crema hidratante por el sérum, ya que este no suele conservar la hidratación y además no lleva protección solar, importante detalle que cada vez más cremas incorporan.
¿Cuáles son sus beneficios?
Por su textura y composición se absorben en segundos, por lo que inmediatamente se consigue una piel suave y aterciopelada.
Como hemos dicho, el sérum tiene altas concentraciones de ingredientes activos, por lo que sus efectos se notan rápido. En general en tres semanas el estado de tu piel habrá mejorado, aunque con ciertas moléculas esta mejoría se nota desde el primer día, como es el caso de los sérums iluminadores con vitamina C o los calmantes que reconfortan desde la primera aplicación.
La aplicación de un sérum prepara la piel para el producto posterior, que normalmente es la crema, y potencia los efectos de esta.
El uso de un sérum te permite corregir algún problema concreto de la piel (sequedad, rojeces, manchas, arrugas, piel apagada). La crema hidratante no puede solucionarlo todo, por lo que puedes tratar ciertos problemas con el sérum y otros con la crema. De esta forma tu ritual de belleza será más completo y eficaz.
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